Miles de romeros asistieron a la llamada de María en la Misa Pontifical
“Dejad que os mire la Blanca Paloma, necesitamos su mirada tierna, su mirada de madre que nos destapa el alma”
Así comenzaba su homilía el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que con motivo de haber sido declarada la ermita de la Virgen del Rocío como Santuario Nacional por parte de la Conferencia Episcopal, presidió la misa de Pentecostés.
Miles de personas se dieron cita, a pesar de la intensa jornada del sábado, en la plaza del Real convertida en una especie de catedral abierta donde se concentraban las 121 hermandades filiales. Las altas temperaturas imperantes desde primeras horas de la mañana, ofrecían una estampa llena de devotos con sombrillas y abanicos, sombreros colgados en las varas y todo cuanto tuvieron a mano para cubrirse del denso sol del domingo. La comitiva eclesial comenzó a desfilar por un pasillo lleno de banderas blancas y amarillas, los colores del Vaticano, hasta llegar al altar, donde los capellanes y sacerdotes de cada una de las filiales se sentaron escoltados por los estandartes de las filiales.
Miles de personas se dieron cita, a pesar de la intensa jornada del sábado
En el inicio de la eucaristía, Osoro recordó a los mayores y a los enfermos que gracias a los medios de comunicación podían seguir la misa. Un texto eclesiástico, en el que el arzobispo de Madrid se centró en la mirada de la Virgen “madre, regálanos tu mirada, que es un regalo, no se compra, esa mirada que le regaló el Espíritu Santo. Esta es la hora en que el espíritu rompe el techo de la tierra, en la que todos nos entendemos porque la lengua que hablamos es la que engendra el amor mismo de Dios”. Los momentos de recogimiento y devoción mariana se repitieron entre una multitud atenta a la disertación del cardenal en su primera visita al Rocío y que reiteró el agradecimiento a la Virgen de las Marismas que protege a todo peregrino que se pone en camino para llegar hasta su aldea “en la fiesta de Pentecostés crece la alegría, crece la fraternidad, la solidaridad y Ella, recoge nuestra visita y nuestra oración de hijos”. La homilía de Carlos Osoro concluyó reiterando a los presentes que abran su corazón para recibir a María.
Los últimos momentos de esta eucaristía fueron para la ratificación de la protestación de fe de los presidentes y de los hermanos mayores de todas las hermandades después de la Matriz. Cabe destacar la labor del coro de la Hermandad de Bormujos que puso la banda sonora de la Misa Pontifical, cerrando con la tradicional salve rociera y las sevillanas de Muñoz y Pabón “La Virgen del Rocío no es obra humana”, letra que irá bordada en el manto de la virgen con motivo del centenario y que estrenará el ocho de junio.
En torno al monumento de la Coronación Canónica, se pudieron observar igualmente distintos estandartes, banderas que no son todavía filiales y que aguardan a que algún año puedan formar parte de la nómina de todas las filiales.
Después de la romería comenzarán los actos con motivo del centenario de la Coronación Canónica que coincide con la decisión de la Santa Sede de conceder a Almonte el Año Jubilar en 2019 con motivo de la Venida de la Virgen. Así, el Rocío tendrá un segundo Año Jubilar en menos de una década, dará comienzo el 8 de junio de 2019 y se prolongará hasta el 7 de junio de 2020.
Además, la Blanca Paloma saldrá en procesión extraordinaria el día 8 del próximo mes de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María y el día de 1918 en la que la Santa Sede dio el visto bueno a la Coronación Canónica de la imagen venerada en la aldea almonteña que se haría efectiva el 8 junio de 1919. Así, como estaba previsto en un principio, la procesión no se celebrará exactamente el día en el que se cumple el Centenario, ya que esa jornada coincide con el sábado de Romería de 2019 y la Virgen saldría dos días seguidos, a lo que hay que añadir que pocos meses después, en agosto, volvería a abandonar su Santuario en esta ocasión para la Venida de la Virgen al pueblo de Almonte.